sábado, 10 de agosto de 2013

INICIATIVA CIUDADANA

Tal como estaba contemplado en el proyecto original del proceso de declaratoria de Zona Típica, presentado al concejo municipal y a la comunidad en julio de 2010, y luego de la reciente declaratoria y publicación del decreto en el diario oficial el día 6 de julio de 2013, ya se inició la Segunda Etapa del proceso, denominada de "Lineamientos Técnicos", cuyo objetivo principal es definir las características arquitectónicas de las edificaciones y del espacio público del sector de Frutillar Bajo.

Es decir se definirá, en base a la raigambre cultural e histórica, la imagen de cómo Frutillar Bajo se desarrollará a futuro.



La definición de esta normativa patrimonial que regulará la Zona Típica de Frutillar, es un proceso ciudadano, con base y sustento en los propios vecinos que habitan la Zona Típica, quienes asesorados técnicamente llevarán adelante este proceso tal como se ha realizado en otros casos a nivel nacional. El compromiso ciudadano es, como hoy en día se entiende a nivel de políticas de planificación a nivel nacional, la base del éxito de cualquier iniciativa que se pretenda implementar.

Tal como es sabido, este no ha sido ni será un proceso sencillo. Ha habido mucha resistencia a la declaración de Zona Típica, lo que es normal en vista de que resguarda valores urbanos y ambientales que con la especulación y un desarrollo inmobiliario mal entendido, muchas veces se pierden o se ven afectados profundamente.

Esta situación  no es nueva. Los comités de expertos en patrimonio ya nos adelantaban hace décadas sobre estos problemas en 1974:

Es presumible que los primeros esfuerzos dirigidos a revalorizar el patrimonio monumental encuentren una amplia zona de resistencia dentro de la órbita de los intereses privados.

Años de apatía oficial y un impulsivo afán de renovación que caracteriza a las naciones en proceso de desarrollo, contribuyen a hacer cundir el menosprecio por todas las manifestaciones del pasado que no se ajustan al molde ideal de un moderno estilo de vida.”

Es parte de la resistencia natural a los cambios y a una escasa mirada de largo plazo. Algo que en Chile aún nos cuesta asumir, que sin embargo es imprescindible para hacer más sostenible nuestra forma de habitar.

Una mirada ciudadana, desinteresada, libre de compromisos económicos y centrada en el bien común, es el mejor resguardo de una adecuada planificación del desarrollo de la ciudad. Es la conciencia de que la ciudad no es nuestra, la recibimos de nuestros padres y la entregamos a nuestros hijos,  habitándola solo por un tiempo, lo que nos motiva a cuidarla y mejorarla por y para todos.


Este es un gran desafío al cual todos estamos convocados.

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